Hace meses que dejé de escribir este blog semanal que bauticé como #MiAustraliaño porque una vez te adaptas a lo que es tu nueva vida, las semanas dejan de tener chicha y empezó a convertirse en una obligación que hacía sin ganas. Así que pasé a escribir directamente sobre las escapadas y los viajes que he ido haciendo, escribiendo cuando quería y cuando tenía algo que aportar. Sin embargo, estando a pocos días de irme, me apetecía echar la vista atrás, y me he puesto a leer lo que fue la semana 0 de mi experiencia en Australia. Ese post que escribí desde el suelo de un aeropuerto perdido de China mientras esperaba el vuelo que me traería aquí, cuando aún no tenía ni idea de todo lo que vendría. La Angela de hace 8 meses, escribía esto:

Ahora que estoy en pleno viaje y a un solo vuelo de llegar, tengo mil preguntas para mi yo de final de año. 

¿Seré la misma persona después de esta experiencia? ¿Conoceré amigos de esos que te llevas para toda la vida? ¿Tardaré mucho en encontrar trabajo? ¿Y casa? ¿Seré capaz? ¿Aprenderé inglés? ¿Aprovecharé el tiempo? ¿Viajaré todo lo que quiero? ¿Echaré de menos mi casa? ¿Me arrepentiré en algún momento? ¿Merecerá la pena? ¿Estará todo el mundo que dejo en España cuando vuelva? ¿Cambiarán mis prioridades?

Hoy no te escribo a ti, me escribo a mi yo de entonces. Es hora de darme respuestas:

Fuiste capaz

Amiga, ha sido duro, pero fuiste capaz. Encontraste casa a la semana de llegar y al mes estabas trabajando. A diferencia de muchos que han vivido en una inestabilidad constante, tú has tenido suerte, y has estado tranquila en un trabajo cómodo de lunes a viernes, y aunque has trabajado muchísimas horas mientras estudiabas, rodeada de gente que no hablaba tu idioma, lo has hecho, y nada mal además.

¿Que si has aprendido inglés?

Es increíble la capacidad de adaptación que te has dado cuenta que tienes, y que cuando se trata de supervivencia, serías capaz de hablar swahili. Empezaste haciendo entrevistas de trabajo sin entender una sola palabra, y has acabado teniendo amigos con los que solo hablas en inglés y tienes conversaciones profundas.

Has pasado tus días trabajando con un equipo de personas australianas con las que has podido hablar de todo. Y aunque hubiese veces que no tenías ni idea de lo que te estaban diciendo y asentías y sonreías esperando que no fuese una pregunta, has sido una más del equipo y te has desenvuelto estupendamente. Ojalá haberte enterado de todas las bromas, también te digo.

Has entendido que aprender un nuevo idioma no se trata de conocer cada palabra, sino de poder comunicarte y expresarte. Que nunca vas a tener un acento nativo porque adivina qué: no lo eres. Pero que tener un acento extranjero significa que eres capaz de hablar más de un idioma, y que si alguna vez alguien se ríe de tu manera de hablar, seguramente sea una pobre persona con muchísimas más puertas cerradas porque solo hable su lengua materna.

Aprovechaste el tiempo a tu manera

Ha sido una experiencia cansada, no te voy a engañar. Trabajar tantas horas y estudiar 5 horas todos los días han hecho que muchos findes te los tomes de descanso y no vivas una experiencia loca de acampada en acampada, o de fiesta en fiesta, que hasta habrá gente que pensará que eres una chica tranquila y a veces tímida. Pero es lo que tiene la student visa, y lo que vas a tener es cansancio y la batería social no siempre al 100%. Sin embargo, has hecho lo que te ha apetecido en cada momento, y has aprendido a no rendirle cuentas a nadie.

Si te cuento los viajes y las anécdotas que vas a vivir, no te lo creerías

Claro que vas a viajar, aunque de esto no teníamos ninguna duda. Vas a estar satisfecha con los viajes que has hecho: te vas a recorrer la Costa Este en caravana, vas a sobrevolar la Gran Barrera de Coral y va a ser una de las experiencias más increíbles de tu vida, vas a dormir en selvas, se te va a quedar la caravana atascada en mitad del barro en plena noche, vas a enamorarte de Sydney y de sus atardeceres, te vas a ir de escapada a Byron Bay y vas a dejarte la voz en un duelo de pianos, te vas a ir a Melbourne sola y vas a descubrir lo mucho que te gusta viajar por tu cuenta, vas a hacer acampadas, y vas a llevarte un millón de recuerdos.

Además, en unos días te vas a recorrer Nueva Zelanda, después te vas a Indonesia y después a Filipinas. La aventura no acaba aquí.

Conocerás gente que pasará a ser familia

Y muy rápido además. Esto va a ser como Gran Hermano, que todo se magnifica. La primera semana conocerás a la que va a ser tu familia y a quien podrás recurrir para todo. Además, vas a tener la suerte de que estén hasta el final, y encima en España vivís a 3 horas en coche así que formarán parte de tu vida de ahora en adelante.

También vas a hacer amigos en la escuela de todos los países del mundo, y vas a conocer gente que va y viene y que probablemente no vuelvas a ver en tu vida, pero todos te van a dejar algo.

Te vas a llevar la ilusión de Laura al reservar un vuelo, la inocencia de Sergi, la madurez de Yasmine, las risas con Marc hasta que te duela la tripa, la bondad de Jordi, la energía de Salva, los “boludaaa” de Agus, los “como estay” de Enzo y un montón de gente en el recuerdo.

Vas a escuchar historias de todo tipo, gente que vive viajando y lleva años dando la vuelta al mundo, otros que vinieron hace más de 10 años y se quedaron en el sueño australiano, otros que tienen claro desde el principio que van a renovar el visado y otros que como tú, van en busca de aventuras pero tienen claro cuál es su casa.

Echarás de menos tu casa todos y cada uno de los días

Te vas a conocer en otro aspecto y la idea de tía independiente que tenías de ti misma se va a ir a la mierda. Vas a llevar muy mal perderte acontecimientos de tu familia y amigos porque nuestro cerebro no entiende que no se puede estar en dos sitios a la vez. Lo vas a pasar mal con cada foto y con cada historia.

El Fomo va a vivir contigo todos los días y vas a preguntarte constantemente si está mereciendo la pena porque lo vas a ver todo como un sacrificio.

Pero una vez te van a decir: “Qué bonito que lo que tienes en casa te haga querer volver”, y lo vas a ver todo de otra manera. Lo que tienes es suerte, no todo el mundo tiene algo a lo que volver y tú vas a vivir la experiencia muriéndote de ganas de cada reencuentro.

Quien tenga que estar, estará

Has seguido cuidando tus relaciones como lo has hecho siempre hasta ahora, y eso es algo que nos gusta de nosotras. Todavía no puedo responderte a esta pregunta porque me quedan varias semanas para llegar a casa, pero ten claro que quien tiene que estar, estará y te recibirá con los brazos abiertos dispuesto a escuchar todas tus batallitas. Y quien no esté, es porque nunca estuvo en realidad. Pero no pasa nada, has aprendido a soltar y a despedirte porque aquí te ha tocado hacerlo con gente que no verás nunca más.

Y sí, valdrá la pena

Lo que vas a vivir, no lo vive cualquiera. Esto que te has hecho, ha sido un regalo, aunque te va a costar darte cuenta y vas a estar en una montaña rusa de emociones. Vas a vivir entre el “qué hago aquí con lo bien que estaba en mi casa” y “qué pasada todo lo que estoy viviendo”.

Va a haber muchos días malos, muchas veces de querer mandar todo a la mierda y buscar vuelos de vuelta a casa. Pero es que no es fácil, y nadie que no lo haya vivido te va a entender. Tus amigos se van a pensar que estás de fiesta en fiesta y de viaje en viaje y nada más lejos de la realidad. Pero al final del todo, vas a vivir experiencias que en la vida pensabas que podrías y todo eso va a ganar por goleada a lo malo, así que podrás decir que mereció la pena.

Ya no eres la misma

Tenían razón con eso de que nadie vuelve a ser el mismo después de algo así, porque vas a aprender cosas que no se enseñan en ninguna parte.

Vas a aprender que existen tantos modos de vida como personas hay en el mundo y que todos son válidos y respetables. A no juzgar porque nunca sabes lo que la vida le ha traído a cada persona para estar donde está y a entender que cambiar de opinión día sí y día también forma parte de la vida y qué aburrido sería si no lo hiciéramos.

Has aprendido que no todo va a estar siempre y que la frase que tanto has oído de “eso va a seguir estando ahí” cuando te preocupaba perderte algo, es restarle valor al tiempo. No, nada va a volver a estar en el mismo punto y en el mismo momento, y la vida puede cambiar de un momento a otro, pero una vez has entendido eso, vas a disfrutar más de todo. Te has perdido cosas que no van a volver pero has ganado muchas otras.

Vas a ver diferentes realidades y problemas reales de personas que tienen que dejar su casa y volver no es una opción, y la vida para otros pasaportes no es tan fácil como para nosotros.

Te vas a sentir afortunada no, afortunadísima y vas a aprender a darle importancia a lo importante. Antes de esto no sabías la suerte que tenías. Primero de haber nacido donde naciste, porque tenemos una gastronomía que no se encuentra en otra parte; una sanidad que ya quisieran muchos, una multiculturalidad donde conviven diferentes tradiciones, idiomas, platos, fiestas y costumbres; una posición geográfica envidiable desde donde puedes viajar en coche a otros países. Después de vivir 8 meses en uno donde el país más cercano está a 6 horas en avión, créeme que lo vas a valorar. Y un pasaporte que te permite viajar a la mayor parte del mundo sin demasiado papeleo, sin problemas de escalas en ninguna parte.

Y segundo, de la gente que te rodea. Tienes una hermana que estará contigo hasta el último día de tu vida, una familia unida de más de 25 personas que se reúne cada 2×3 para comer y no falta nadie y unos amigos que mantienes sin importar la distancia ni las circunstancias que te han hecho partícipe de todo aún sin estar. Y esto no lo compra ni todo el oro del mundo.

Me han llevado a cumpleaños para que no me los perdiese
Mis amigas con mi madre y mi camiseta de las fiestas del pueblo

Así que sí, tus prioridades han cambiado y ya no romantizas la idea de irte a viajar por el mundo como nómada digital y pasarte la vida entre aeropuertos. Ahora valoras las paellas domingueras en familia, o las comidas con tus amigos que terminan en sobremesas que se unen con la cena.

Además, ahora eres invencible. Has vivido a 18.000 kilómetros de tu zona de confort, sin ver a tu gente, con un cambio horario de 8 horas, rodeada de un idioma que no es el tuyo, con otra cultura, has aprendido a la fuerza a estar sola y a resolver tus problemas sin la ayuda de nadie, has salido adelante y te ha ido todo genial en todos los sentidos. Por favor, que has trabajado durante meses como pinche de cocina sin tener ni idea y lo has hecho estupendamente. ¿Quién te va a decir a ti ahora que no puedes hacer algo?

Ya no eres la misma, porque ahora eres consciente. Y vas a ser mucho más feliz a partir de ahora. Vas a valorar cada segundo de lo que de verdad te hace feliz y hasta ahora no te dabas cuenta porque era parte de tu normalidad. Pero es que ahora te encanta la normalidad.

No volverás a ser la misma, porque ahora sabes cosas que antes no sabías. Has descubierto otras realidades, has visto culturas diferentes y has conocido muchas personas que todas, sin importar cuanto tiempo pasaron por tu vida, te han enseñado algo.

Pero sobre todo, de entre todas las personas que has conocido, te has conocido a ti, a la Angela que quieres ser y de la que no podrías estar más orgullosa. Y eso amiga, eso es lo más importante.

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