Ha sido una semana taaaaaan guay. Me ha cambiado mucho el horario porque he empezado a ir a clase por las tardes, he tenido que reorganizar el trabajo y bueno, como siempre aquí, toca adaptarse.

Pero lo mejor de todo es que el jueves me fui a Sydney, hasta hoy lunes. Me ha encantado y ha sido un antes y un después en mi experiencia en Australia. No te voy a contar lo que he visto o he hecho, o al menos no es el punto de este post, porque como te podrás imaginar, se vienen varios artículos de Sydney. Pero sí te voy a contar por qué me ha venido tan bien este viaje. Ya sabes, #MiAustraliaño es el momento de contarte cómo me va y lo que pienso. Así ha sido la novena semana a este lado del mundo.

Cambio de horarios

Pues sí, esta semana empecé el siguiente nivel de inglés y también el horario «nocturno». Que aquí le llaman nocturno a lo que para mí sería la hora del café. El caso es que eso ha supuesto tener que hacer cambios en mis trabajos. En la cocina me ha venido bien, porque necesitan más gente por las mañanas que ahora tengo libres, así que podré hacer algún turno más entre semana. En el hotel ya no puedo hacer las tardes como las hacía.

Pero bueno, la verdad es que aquí se adaptan bastante bien a la disponibilidad de cada uno, así que exceptuando un par de días que sí que voy a tener que faltar a clase porque no me lo han podido mover, lo demás me cuadra bastante bien para poder mantener los dos trabajos. Pensaba dejar el hotel y quedarme con la cocina, pero es que me está dando bastantes horas y tampoco me conviene dejarlo. Y más cuando el mes que viene tengo vacaciones en la escuela, puedo trabajar todo lo que quiera y quiero aprovechar para ahorrar un poco.

Si me preguntas por el inglés, bastante bien el advance. Pensaba que iba a estar más perdida pero no, me entero de todo y sigo el ritmo así que estoy contenta de haber subido.

Mi primer viaje por Australia

No sabía qué esperar de Sydney, porque dos personas me habían dicho que les había decepcionado. Pues qué quieres que te diga, a mí me ha encantado. Nos ha hecho buenísimo todos los días, hemos tenido turismo, fiesta, naturaleza y playa, he comido rico, he visto unos atardeceres increíbles y me lo he pasado pipa.

Llegamos el día de Anzac, que es el día en el que conmemoran los australianos y los neozelandeses a los soldados caídos en guerras. El caso es que había un desfile militar aunque eso no es lo importante. La cosa aquí es que había verbenas y charangas que me sentía yo en mi pueblo. ¿Cómo no te pasas? Allí que estuvimos tomando una cervecilla porque chica, donde fueres haz lo que vieres.

Hemos sacado tiempo para hacer turismo y patear toda la ciudad, ir a bares con música en directo, ver algunos de los mejores atardeceres que he visto, recorrer un parque nacional y disfrutar de los paisajes desde ferrys por el mar. Sydney es enorme, y tiene mil cosas para hacer, pero la hemos aprovechado todo lo que hemos podido. Bueno, también hemos tenido algún fallito como ir a pasar la última noche al aeropuerto porque salíamos de madrugada y que estuviese cerrado. UN AEROPUERTO INTERNACIONAL CERRADO. Anécdotas viajeras y un resfriado de pasar la noche en la calle. Eso sí, me reí que no veas.

A esto hemos venido

Me ha venido muy bien el viaje. Llevaba unos días un poco desanimada porque te ves trabajando en sitios que ya habías dejado atrás, rutinas que creías que no ibas a encontrar, mientras te vas gastando tu presupuesto para «vivir la vida» y piensas…esto lo podría estar haciendo en mi casa. Entras en bucle, porque igual no trabajas todavía todo lo que quisieras, si no trabajas no puedes hacer excursiones y visitar sitios. Y si no disfrutas de tu tiempo libre no tienes la sensación de estar aprovechando la experiencia. Pero si te empiezan a dar horas en el trabajo tienes la sensación de que sólo trabajas y no tienes tiempo para disfrutar.

Pero todo pasa y el equilibrio llega. En Sydney he sentido el verdadero «para esto hemos venido». Australia es una de cal y una de arena. Hay que trabajar y a veces en cosas que ni pensabas que podrías para poder pegarte viajes así. Y cuanto más trabajas, más viajes puedes planear. Y se ve todo de otro color. Al final se trata de que la cal, y la arena, estén compensadas.

Además he empezado a poder vivir bien con el dinero que genero aquí y eso también hace que vea todo con más optimismo. Que puede que tengas todas las ganas del mundo, pero es verdad que si no te puedes mantener aquí sin tirar de ahorros, te acabas desanimando.

He vuelto con ganas de empezar a planear la siguiente escapada, más activa en clase, más motivada para trabajar, y con menos miedo de aceptar trabajos que pensaba rechazar por pensar que quizás no se me da bien. Pues si no se me da bien, me buscaré otro, pero que no sea porque no lo he intentado.

En fin. Que ya no soy una recién llegada. Que ya llevo dos meses, y aunque el periodo de adaptación se me ha resistido un poco, ahora estoy contenta y feliz de las cosas que están por venir. Quiero ver islas, playas, quiero hacer kayak, snorkel, buceo, descubrir ciudades, alquilar un coche y aprender a conducir por el otro lado, ir a parques nacionales y esperar todo lo que este país quiera regalarme.

Y después de esto, te dejo unas fotitos del viaje porque otra cosa no pero fotos tengo para parar un tren. Ya sabes, tu influencer de hacendado. ¡Esta semana te cuento cosas de Sydney!

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos: El responsable del proceso es Donde me lleven los aviones. Tus datos serán tratados para gestionar y moderar tus comentarios. La legitimación del tratamiento es por consentimiento del interesado. No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. Tienes derecho a acceder, rectificar y cancelar los datos, así como otros derechos, como se explica en la política de privacidad.