El viaje a Helsinki fue corto pero dio de sí. Uno de los días lo aprovechamos para visitar Tallin, la capital de Estonia, y es que estas ciudades están solo a un par de horas de distancia en ferry. Suele ser una excursión desde Helsinki bastante recurrente, y hay bastante afluencia de un lado a otro. Así fue nuestro día por Tallin.

Cómo ir de Helsinki a Tallin

Como te digo, son poco más de 2 horas lo que hay entre una ciudad y otra, separadas por el golfo finlandés. Por eso, nosotras fuimos en ferry. Pero no te vayas a pensar que es un barquito, es un crucero de 9 pisos de altura con todo tipo de comodidades (aunque nosotras nos dedicásemos a dormir).

Hay varias compañías que hacen el viaje así que depende de precio y horario de ese día. El billete nos costó 15€ a cada una ida y vuelta, está súper bien. Supongo que dependerá del día y la hora, pero bueno fuimos un domingo así que no debería variar mucho otro día. Eso sí, hay que ir pronto porque por muy grande que sea el barco es probable que si llegas el último no cojas buen sitio o ni te llegues a sentar. Nosotras salimos sobre las 9:00 y volvimos sobre las 18:00.

El barco suele ir bastante lleno (por lo que me dijeron) porque además de turistas que van a pasar el día, hay mucha gente que trabaja en una ciudad pero vive en otra y va y viene todos los días.

Tallin, una capital de cuento

Esto suele pasar con varias capitales europeas, pero Tallin es una ciudad de cuento. Tiene ese punto medieval que le da encanto. Es cierto que tiene su zona industrial y más urbana por así decirlo, pero para pasar el día, fuimos a la parte antigua.

Desde el puerto donde atracó el ferry, fuimos caminando hasta esta zona y fue una media horilla más o menos. Justo al lado del puerto había una tienda de bebidas alcohólicas (porque se vende en tiendas aparte y no en supermercados), que estaba llena porque Estonia es más barato que Finlandia.

Cuando llegamos al «casco antiguo», lo primero que hicimos fue tomarnos un cafecito y un dulce en una cafetería muy bonita que está nada más llegar. No había visto mucho todavía pero ya me gustaban las calles de colores.

calles de tallin

Vuelta a la Edad Media

Pero en el buen sentido. Hay un restaurante bastante conocido en esta zona, Olde Hansa, que es de inspiración medieval y es bastante curioso porque todo el personal está metido en el papel. Lo reconocerás al momento porque tienen todo el show montado en la puerta. Ya la fachada llama la atención, y los trajes de época también. Una vez dentro, no hay iluminación. La poca que hay, se debe a velas distribuidas por las mesas.

restaurante medieval de tallin

Ahí aprovechamos para tomarnos una cervecilla que siempre está bien probar la local, y nos la sirvieron en jarrones de barro. Antes de nada, estuvimos un rato hablando con nuestro camarero, que nos preguntó que de dónde veníamos, que si habíamos ido en caballo y cuántos días habíamos tardado en llegar. Ya te digo que están metidos en el papel, fue gracioso. Además te hablan en un tono muy peliculero, my lady.

Comer no comimos aquí, seguimos paseando por las calles y acabamos comiendo en un bar más moderno bueno bonito y barato.

Rincones con encanto

Hay ciertos puntos del centro de Tallin que llaman la atención. Por un lado hay un mirador desde donde se ve gran parte de la ciudad de parada obligatoria. Pillamos un poco de niebla y seguro que con buen tiempo se ve mucho mejor, pero bueno nos hicimos una idea (te puedes imaginar el frío que hacía).

mirador tallin

La iglesia también me pareció llamativa. No es que sea muy grande, pero tiene una fachada muy curiosa tanto por forma como por colores y llama la atención.

iglesia de tallin

Lo más bonito que tiene Tallin bajo mi punto de vista es la plaza central y sus casas de colores. Es el punto neurálgico y donde seguro que se monta el mercadillo de navidad. Las casitas de colores le dan encanto, además los edificios no son muy altos y queda una plaza como muy acogedora.

En resumen, si vas de escapada a Helsinki, yo me reservaría un día para ver Tallin. Es una ciudad que al menos lo bonito se ve en un día y merece la pena. Así es como en un fin de semana puedes visitar dos países y viajar en un crucero impresionante.

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