¡Así es! ¡Ya tengo trabajo! No uno, dos. Me gusta a mí eso de pluriemplearme. Esta semana no ha sido súper emocionante ni vengo a contarte nada sobre excursiones a playas paradisíacas pero hoy hace un mes desde que cogí ese avión y me apetece hacer un repaso por los primeros choques culturales, descubrimientos y sensaciones que me ha dado este primer mes viviendo en Australia. También te cuento cómo funciona el tema del trabajo, porque también es bastante diferente a España. Ahí va lo que más me ha llamado la atención este primer mes:
Todo en Australia funciona por contactos
Esto ya me lo habían avisado: los contactos te darán trabajo. Pero no pensaba que fuese a ser ni tan cierto, ni tan exagerado. Yo por si acaso, he hecho mi papel durante el mes de conocer gente, preguntarle a todo el mundo dónde trabaja y si saben dónde buscan gente…no es que yo me apunte a un bombardeo ni nada por el estilo, es que me habían dicho que tenía que hacer contactos, ya sabes.
Por supuesto que he ido a echar CV por la ciudad, me han llamado de varios sitios y he ido a hacer dos entrevistas. Incluso fui a un «día de reclutamiento» a un restaurante donde citaron a TODO el mundo que había dejado CV y si no había 300 personas no había nadie. Yo me sentía en un casting de Operación Triunfo, pasando etapas del casting con pegatina con mi nombre. Pero no crucé la pasarela.
El caso es que por amigos de amigos fui a una una entrevista donde me habían recomendado y la frase del supervisor fue: «Me fío plenamente de él, que es muy buen trabajador, y si él te recomienda, estás contratada». Todo esto en inglés y con acento chino. Pero imagínate mi cara. El caso es que empiezo el día 5 de abril en el restaurante de un hotel. Y no solo yo, que nos enchufó a tres.
Por otro lado, mi compañera de piso me dijo que me pasara por su trabajo para conocer a su jefa, y en estos casos siempre hay que decir que sí. 40 minutos estuve hablando con su supervisora y fue más o menos lo mismo. ¿Eres amiga de esta chica? Me fío. Empiezas la semana que viene. Y empiezo en un par de días en un catering.
La gente trabaja para vivir, y no vive para trabajar
En Australia la filosofía de vida es muy diferente a lo que conocemos, por lo menos en lo laboral. Lo normal aquí, o al menos para gente estudiante como yo, es trabajar en lo que se conoce como «turnos casual». Yo es lo que quería, porque te permite elegir cuándo trabajar, puedes compaginar más de un trabajo y puedes hacer planes a largo plazo. Trabajos puntuales pero recurrentes vaya.
Aquí todo funciona semanalmente en vez de mensualmente. Se cobra a la semana (pero también se paga el alquiler a la semana). Por eso no existe el concepto «llegar a fin de mes».
Tampoco hay que dar preaviso para irte del trabajo, y no quedas mal si dices que no puedes ir a trabajar. Aquí entienden perfectamente que primero va tu vida y que tienes otras cosas más allá del trabajo. También es verdad que por Australia hay mucha vida mochilera, y están acostumbrados a gente que vive viajando y va de un lado para otro.
Australia es un escenario de Jumanji
Aparte de que todo es a lo grande, hay muchísimos animales por todas partes. No entiendo por qué no quitan las telas de araña, pero hay incluso en avenidas principales, con su correspondiente araña gigante claro. Pero es que se forman súper rápido, limpias una ventana, y al día siguiente ya hay una tela de araña en proceso por fuera.
Los possums se dejan ver por la ciudad, que son como ratas/ardillas.
Los murciélagos me tienen loca: además de que hay muchísimos, el tamaño es increíble. Es como si fuesen zorros con alas. Te voy a dejar una foto de Internet para que entiendas de lo que hablo.
Pero sin duda, lo que más abunda son las aves, sobre todo los cuervos y esta, que no sé si son las palomas de aquí, pero están por todas partes:
De hecho, hay una especie de ave que ataca a los ciclistas, y quienes van en bici llevan bridas en el casco como si fuese un puercoespín para defenderse. Muy fuerte.
¿Sabías que en Queensland, el Estado en el que vivo, es ilegal tener un conejo de mascota? Hasta 75.000$ de multa. Imagínate la cara que pusieron en mi clase cuando en una exposición sobre la paella les conté que en España nos los comíamos.
El civismo es espectacular
No cierro la puerta de mi casa y se puede quedar abierta todo el día que no va a pasar nada. Esto es una tontería, pero para que te hagas una idea. Mira que España es un país desarrollado y seguro, pero aquí estoy viendo un comportamiento general de la gente que me sorprende mucho.
Los australianos son buena gente por norma general, viven tranquilos, relajados y se fían de todo el mundo. Hay estanterías por la calle con libros para coger gratis y dejar los tuyos. En el súper hay una balda con fruta gratis para que los niños merienden mientras sus padres hacen la compra. Hay supermercados sin personal, donde tú te cobras tus productos. Le dan las gracias al conductor del autobús cuando se bajan, aunque sea desde la otra punta del autobús.
Eso sí, no me acostumbro a caminar por la izquierda: subir las escaleras por la izquierda, pararme en las mecánicas a la izquierda. Me voy chocando con todo el mundo.
La comida no tiene sabor
Luego vendrá alguien a decirme: «eso es porque no has probado nosequé». Pero en general, la comida aquí no tiene sabor, o al menos no el mismo. Hay prácticamente de todo en el supermercado, hasta tomate frito, pero no sabe igual. Como que le falta algo. Lo hablé con mi profesor de la academia, australiano que no ha salido de Australia en su vida, y hasta él me dijo que era consciente que aquí todo es «comida de hospital». Me dijo que qué esperaba de un país que solo tiene 200 años de historia, que no les ha dado tiempo a desarrollar una rica gastronomía. Eso sí, dulces sí que tienen sí, y una pasión por el café increíble. El trabajo de «barista», camarero en cafetería, está súper bien valorado y hay un montón de cursos para hacer late art, dibujitos con la leche en el café.
Hay millones de estilos de vida
Si algo estoy aprendiendo en Australia es a no juzgar. Cada situación tiene una conversación estándar, y si en Blablacar es «a qué te dedicas y qué vas a hacer en el lugar de destino», aquí es un «qué visado tienes, hasta cuando y por qué Australia». Y cada uno tiene un motivo diferente.
Hay quien viene por una ruptura de muchos años y necesidad de cambiar de aires. Hay quien ha dejado su trabajo de toda la vida porque se ha dado cuenta de que no era lo suyo y no sabe a dónde va. Hay quien lleva años viajando y tiene una vida llena de aventuras y ha vivido en 20 países. Hay quien huye de su país porque no puede tener una buena calidad de vida, o en su lugar de origen hay mucha delincuencia y viene buscando andar tranquila por la calle. Hay quien tiene claro que va a renovar el visado y acaba de llegar.
Y hay quien como yo, que viene a vivir una aventura y se vuelve a su vida de siempre. Pero cada uno tenemos una visión diferente de la experiencia, un motivo y una forma de tomarnos la vida totalmente distinta. Y no hay ninguna válida ni ninguna incorrecta. Lo que sí que nos caracteriza a todos los que venimos, independientemente del motivo, es que todos huímos de algo. Y que todos estamos en la misma situación, y hay una necesidad inconsciente de ayudarnos entre todos. Y es una pasada.
Conclusiones del primer mes viviendo en Australia
Como ves, un mes da para mucho. En general, tengo buenas sensaciones: tengo grupito de amigos, planes, he encontrado una casa en la que estoy a gusto y tengo dos trabajos. Estoy agradecida porque sé que hay gente que lleva meses y todavía sigue en hostel o sin encontrar trabajo, y creo que he tenido mucha suerte.
También me estoy dando cuenta de que sé bastante más inglés del que me pensaba. Evidentemente me queda muchísimo por aprender, pero puedo comunicarme en cualquier contexto, tener una entrevista de trabajo o preguntar lo que necesite a quien sea. Y eso me llena de orgullo y satisfacción.
No todo está siendo fácil. Hay muchos días de pensar qué hago aquí. De verme sola, de querer volver, de plantearme todo. Pero es parte del proceso y estoy aprendiendo a abrazar a mi yo vulnerable.
Termino este primer mes con la sensación de que esta experiencia me va a enseñar muchísimas cosas. Que no es lo que vaya a ver, ni las playas que vaya a recorrer, ni los aviones que vaya a coger. Esto se trata de entender lo que es la vida. De lo capaz que es uno de todo cuando se ve en la necesidad. De la diferencia de las realidades de las personas de distintas partes del mundo.
Y solo es el primer mes. A saber las vueltas que va a dar todo en los próximos 7.
¡Seguiremos informando!