Después de varias semanas bastante tranquilas (en lo que a ocio se refiere, porque de trabajo estoy a tope), esta semana ha sido bastante movidita y con bastantes planes. Me he tomado en serio lo de aprovechar el fin de semana esta vez, y lo he tenido completo la verdad. Te cuento.
De trabajo no me puedo quejar
Si como estudiante solo podía hacer 24 horas semanales, bueno, digamos que se las saben todas y qué bien me viene, porque hago las horas que me da la gana. Además, si algún día no quiero trabajar puedo elegir, no me pueden negar vacaciones, estoy aprendiendo inglés, y me pagan bien. La verdad es que en cuanto a trabajo se refiere me lo he montado genial, o he tenido una suerte que no me la creo. Que por cierto, esta es la cocina donde trabajo:
De vez en cuando trabajo en sitios «diferentes»
Sigo trabajando en la cocina de lunes a viernes, pero empieza una época de más trabajo y cuando me necesitan trabajo en eventos. El martes pasado trabajé en un funeral. Mira, parecía eso una boda. 150 personas celebrando la vida del difunto en una comida donde les recibíamos con chupitos. Eran griegos, así que supongo que no es lo común aquí.
Según me explicaron, aquí también se hace lo de reunirse para celebrar la vida del fallecido, pero se suelen reunir en un pub, que normalmente es el que fue el favorito del homenajeado. La verdad es que me parece un planazo: misa, entierro, y cervezas.
La zona de fiesta de Brisbane es muy peculiar
¿Te puedes creer que 3 meses aquí y todavía no me había apuntado al plan de los viernes? Sí que había ido a fiestas puntuales a la zona de fiesta pero no «al plan». Los viernes mis amigos van a un bar donde se ve toda la ciudad y la verdad es que es una pasada. Brisbane de noche tiene aires neoyorkinos con todos los edificios de la ciudad y el famoso puente de la ciudad iluminado.
Después se van a un pub donde entras gratis y te dan pizza para cenar. GRATIS. Eso los viernes, porque es que además los jueves te dan cerveza. Vamos que prácticamente te pagan por ir. Una pena que una sea una señora y entre semana trabaje. No me puedo permitir tener una vida erasmus, ni me apetece la verdad.
Una vez cenan, se van a una discoteca a la que entras gratis antes de cierta hora simplemente a ponerse el sello por si acaso deciden ir más tarde, y de ahí se van a un bar muy bonito a tomar algo donde si te quieres liar, puedes porque tiene zonas con música y zonas de chill. Aquí tuve yo un pequeño problema con el idioma y pagué el doble por una cerveza por pensar que «special», significaba más caro. Pues no, la «special» era la que estaba de oferta y yo le dije que esa no. Cómo voy a pagar yo poco por una cerveza hombre, póngame la más cara.
La zona de fiesta de Brisbane es Benidorm en hora punta una noche de verano. Hay gente vestida de todas las formas y colores, pelucas, lentejuelas o plataformas. Mil luces y millones de pub seguidos con la música a tope y algún que otro bar con música en directo.
Está bien, pero para mi gusto no para ir todos los fines de semana.
Mercado de West End
En esta ciudad son muy comunes los mercados y todavía no había ido a uno de los más grandes. Que me gusta a mí un mercadillo. Fui a pasear al mercado de West End, el barrio bohemio de Brisbane y recorrimos el mercado entre puestos de fruta, ropa o bisutería.
Eso sí, mejor no comentamos la manía que tienen los australianos de mezclar la gastronomía mexicana con la española y a cualquier cosa lo llaman «spanish kitchen».
Acabamos de picnic en un parque con comida tailandesa arreglando el mundo en un momentito.
Bribie Island
Yo pensaba pasar el domingo con planes domingueros, te lo prometo. De hecho, el día empezó con desayunos comunes en casa y crepes con Nutella.
Pero claro, a una le dicen «nos vamos a una isla, ¿te vienes?» y no sabe decir que no. Qué gusto tener compis con coche.
Allá que nos fuimos a una horita de Brisbane, a pasar el día en una playa en una isla donde vi pelícanos por primera vez y otro atardecer más para la colección de atardeceres increíbles que ofrece Australia.
También estaba la playa llena de estas cosas que en un principio pensaba que eran medusas muertas sin tentáculos. ¡Eran huevos de caracol! O eso decía internet. Era como un gusano transparente viscoso. Por lo menos no era venenoso porque alguno sin querer seguro que pisé.
Ya empieza a notarse el frío, lo que me da pena y me hace pensar que he venido en mal momento. Vengo para pasar el invierno, y me iré cuando empiece el invierno en España. La reina del timing. Pero bueno, aún así, los paisajes son increíbles y los recuerdos me los llevaré igual. ¡Seguiremos informando!