Es verdad que en Brisbane no hay muchísimo que ver, pero sí que hay mucho ocio y de eso vengo a hablarte hoy. El otro día descubrí Eat Street Northshore, un mercado gastronómico enorme con mil cosas por todas partes que me encantó. Comida, música, decoración y show, son la combinación perfecta para pasar una buena tarde. ¡Eso sí! No vayas en Semana Santa porque si en España no se come carne, en Queensland no se sirve alcohol en estos días y nos tuvimos que conformar con comida (que tampoco está mal), pero es un factor importante a tener en cuenta. Te cuento:
Cómo llegar a Eat Street Northshore
Estar está en Brisbane, pero como no es grande esta ciudad…Solo te digo que desde South Bank que es la zona más turística de la ciudad, es una hora en ferry. Pero bueno, no se hace pesado porque es un paseíto y vas viendo la ciudad.
Cogimos el ferry en frente de la famosa noria de Brisbane en la zona del río (claro, por dónde va a ir si no el ferry), en dirección a Northshore. Va haciendo paradas en diferentes puntos, como si fuese un autobús, pero bueno esa zona era la más céntrica como punto de reunión. Los barcos salen cada 15 minutos, se pagan con la GoCard (la tarjeta del autobús), y cuesta 1,42$.
La parada de Northshore Hamilton te deja a 2 minutos de Eat Street Northshore.
Precio y horarios
Sí, hay entrada y cuesta 6$ (3,60€) sin ningún tipo de consumición (los niños menores de 13 entran gratis). Supongo que es por la cantidad de espectáculos que se hacen en el interior. No tendría sentido que cobrasen para entrar solo a comer. Está abierto viernes y sábados de 17 a 22, y domingos de 17 a 21.
La decoración es una pasada
Descubrí este sitio durante una fiesta en un barco, que pasamos por el río por delante y me llamó muchísimo la atención. Nada más entrar, no sabes para dónde tirar de la cantidad de luces y colores que hay.
Hay varias carpas decoradas con luces y neones, algunos selfie-corners (decoración puesta para que te hagas fotos básicamente) y zonas temáticas. Ah, y tiendas. Hay tiendecitas de artesanía, o recuerdos, o ropa. Todo muy moderno.
Una placita tiene decoración asiática con farolillos e iluminación y los puestos de comida de la zona son todos orientales.
En otro rincón te puedes encontrar un barco pirata, o una bola de discoteca gigante, o un teatro sacado de los años 20.
La verdad es que está muy trabajado y solamente con pasear por todos lo rincones para descubrirlo todo como si fuera un parque de atracciones, se te va un buen rato.
Puestos de comida para todos los gustos
Lo bueno de un espacio gastronómico variado, es que cada uno puede elegir lo que comer según sus gustos y nadie tiene por qué ceder.
De hecho, hay zonas con mesas por todas partes y los puestos de comida son estilo food trucks, por lo que cada uno puede comprar lo que quiera y comer todos juntos.
Eso sí, había tanta variedad que no sabía qué elegir. Desde tailandeses, vietnamita, sushi, a pizza, pasta, barbacoa. Había hasta un puesto de paella, pero vi Perú y chorizo y no me quise acercar porque por cosas menos graves ha empezado una guerra.
También se podían encontrar puestos con dulces, desde crepes a donuts, y hasta algodón de azúcar. Tenía un punto de feria de pueblo que me llamó mucho la atención.
Los precios no son una locura. Yo escogí thai y un plato (generoso) y una coca-cola, me costaron 20$ (unos 12€).
Espectáculos por todas partes
Por lo que estuve viendo en su página web, los espectáculos que ofrecen van variando y no siempre son los mismos. No es que vayan grupos conocidos, pero hay shows para todos los gustos.
En una carpa había un escenario donde empezaron tocando dos chicos la guitarra pero con canciones muy animadas y consiguieron levantar a todo el público. Para que lo visualices, típica fiesta irlandesa.
Después salió un chico imitando a Michael Jackson con un grupo de bailarinas.
En otra carpa había una chica cantando en un rollo más relajado, para sentarte a cenar con música de fondo.
Hubo un momento que íbamos paseando por el borde del río y no sé qué gritaron por un altavoz que todo el mundo se acercó a la vaya y de repente, empezó un espectáculo en el agua con dos chicos volando sobre el agua con luces de neón.
Mi parte favorita, y esto ya fue por Semana Santa, fueron 3 conejitos gigantes de Pascua que iban abrazando a todo el mundo y con quienes acabamos bailando la Macarena. Lo que me pude reír.
En conclusión, Eat Street Northshore es totalmente recomendable. Para mi gusto abre muy pocos días y cierra muy pronto, pero bueno supongo que como todo en este país. Pero es que no es solo ir a cenar, es que hay un montón de cosas para ver, y al ir cambiando los espectáculos, no lo tienes todo visto con una vez y puede ser un plan recurrente. Volveré a ver qué se cuece.